Para recordar la rivalidad Roberts-Spencer hay que viajar hasta el año 1983, cuando ambos pilotos se jugaron un título por el que lucharon hasta el último gran premio y que se decidió solo por dos puntos.
Pero antes de entrar en lo sucedido esa temporada, hay que poner en antecedentes, ya que la pugna entre Kenny Roberts y Freddie Spencer no fue como la de Wayne Rainey y Kevin Schwantz o la de Eddie Lawson y Wayne Gardner, que se prolongó durante varios años. En este caso las tensiones se aunaron todas en una temporada, sobre todo por la diferencia de edad de los contendientes.
El tricampeón y un aspirante meteórico
En 1983, Kenny Roberts ya había ganado tres campeonatos del mundo entre 1978 y 1980. Su estilo de pilotaje sobre la dos tiempos de Yamaha había sido capaz de desbancar al ídolo del momento, Barry Sheene. Sin embargo, en el 81 y en el 82, había sucumbido a las Suzuki de Lucchinelli y de Uncini, respectivamente. Por lo tanto, a los 32 años se encontraba en una de sus últimas oportunidades para volver a reinar en la máxima cilindrada.
Por su parte, Spencer había llegado al mundial en 1982, llevando la Honda NS500 hasta la tercera posición final y demostrando una velocidad innata pocas veces vista.
Rivalidad Roberts-Spencer
Así las cosas, la temporada comenzó con Fast Freddie dejando muy claro que quería ser el nuevo sheriff del medio litro y, quizás, dar a Honda su primer campeonato en la máxima cilindrada. Su estilo agresivo, dejándose todo en cada vuelta y sacando el partido posible a la Honda parecían invencibles en el primer tramo de la temporada: cuatro triunfos en cinco carreras.
Ante tal derroche de virtudes, solo la veteranía de Roberts le permitió no descolgarse de un campeonato en el que poco a poco remontó sobre su Yamaha. De hecho, después de una decena de grandes premios, cinco habían caído para cada uno de los contendientes. Es más, la única diferencia que había entre ellos eran dos terceros puestos como peor resultado para Spencer (además de un abandono) por un tercero y un cuarto para el Marciano (y otro abandono).

Dos carreras, un campeón
Llegados a ese punto, y teniendo en cuenta que se habían repartido todas las carreras, parecía claro que quien ganara en Anderstorp y en Imola, se llevaría el campeonato. Spencer hizo cálculos y lo tenía muy claro, si ganaba en Suecia, le bastaría con ser segundo en el GP de San Marino, mientras que a Roberts esa opción no le valía: tenía que ganar las dos carreras.
Ambos pilotos se turnaron en la primera posición en el circuito sueco, dándolo todo en cada curva. Hasta que en uno de los adelantamientos, Spencer frenó aún más tarde que Roberts y le sacó de la pista. Eso le permitió ganar el GP y llegar con ventaja suficiente para que en Imola su segundo puesto le bastara para ganar su primer campeonato. Así ocurrió, ya que Roberts triunfó en la pista italiana y se retiró de la competición como subcampeón. "La FIM tuvo que haber actuado porque pudo habernos matado a los dos. Para mi ganar era importante, pero no era más que una puta carrera de motos", llegó a decir el tricampeón, que en palabras de Fast Freddie, estuvo 29 años enfadado con él.