Cuando Jorge Lorenzo desembarcó en el Campeonato del Mundo de MotoGP en el año 2008, Valentino Rossi era la prima donna del mismo. No importaba que se le hubieran escapado los dos últimos mundiales (especialmente el de 2006 ante Nicky Hayden) ya que el por entonces heptacampeón seguía siendo la mayor estrella en el paddock. Solo la rebeldía acompañada de calidad de Casey Stoner y la maestría de Pedrosa parecían hacerle frente.
Sin embargo, en Yamaha se fijaron en un nuevo talento que había ganado dos campeonatos de 250 cc consecutivos y que podía ser el perfecto escudero de Rossi.
Una decisión que no gustó al 46
Ese fichaje no fue del agrado de Rossi. A fin de cuentas, los grandes campeones detectan rápidamente a otros como ellos. Y Valentino sabía perfectamente la clase que atesoraba Jorge Lorenzo. Y claro, eso suponía tener a un enemigo más, pero esta vez en su propio box. Tiempo después reconoció que la decisión de la marca de los tres diapasones no le agradó lo más mínimo: “En 2008, Yamaha decidió hacer un equipo con dos pilotos top. Yo me enfadé con Yamaha porque me dije: Vengo aquí, gano después de 20 años, merezco un piloto que sea un poco menos que yo; pero no, decidieron hacerlo así. Esto me hizo cambiar de moto e irme a Ducati porque con Lorenzo fue difícil”.
Este hecho y el uso de una marca de neumáticos en cada moto provocó que se levantara un muro en el mismo box, un hecho que dejó claro que Rossi no estaba por la labor de compartir sus conocimientos con aquel posible rival. Ante esta situación, Lorenzo mantuvo su constancia en el trabajo, pues en la primera temporada estaba en MotoGP para aprender.
En 2008, el título se lo llevó el 46, que al saber que Lorenzo había renovado con Yamaha dijo aquello de “larga vida al muro”. Poco a poco las relaciones se fueron enturbiando. El balear cada vez estaba más cerca del italiano en cuanto a prestaciones y en algunos circuitos llegaban a saltar chispas. Y claro está, las declaraciones en los medios de comunicación no ayudaban a que el clima se apaciguase, sino todo lo contrario.
Así las cosas, después de que en 2009 Rossi se volvió a llevar el gato al agua con su noveno y último título, en 2010 fue el turno de Lorenzo, que se agenció el primero de sus tres campeonatos. Esto le dio fuerza en el seno del equipo, que cuando Rossi exigió que o Lorenzo o él, no se pronunció, lo que llevó al italiano a probar suerte con Ducati.

Compañeros de nuevo
Después de dos años malos en Ducati, Rossi solicitó a Yamaha volver al equipo, que acogió con los brazos abiertos a quien le había dado cuatro títulos. Pero lo hacía con otra posición, puesto que Lorenzo acababa de ganar su segundo título y era el piloto más importante. Así las cosas, durante dos temporadas ambos tuvieron que capear el temporal Márquez, que llegó al mundial como si siempre lo hubiera disputado (dos títulos consecutivos).
Y llegó 2015. Los dos pilotos de Yamaha se disputaban el campeonato. Las tensiones habían vuelto al box. Valentino tenía todo de cara pero tensó la cuerda antes de Malasia acusando a Márquez y a Lorenzo de colaborar para evitar su décimo título. Sin duda aquello encendió el ambiente hasta tal punto que el 93 se pasó la carrera batallando con el 46, hasta que este se cansó y lanzó la famosa patada que dio con Márquez en el suelo. La acción era punible y en el último GP Rossi salió desde la última posición. Lorenzo ganó y el título fue para el 99.