Los aficionados a las motos recordarán a Wayne Gardner, la gran estrella del motociclismo nacida en Australia en la localidad de Wollongong. Un piloto que no había nacido para competir sobre las dos ruedas y que llegó a este mundo del motor y su competición de una manera totalmente fortutita y por casualidad del destino.
Y es que su vida antes de ser piloto profesional estaba en el sector de la construcción o en las tiendas de motocicletas en donde trabajaba y se ganaba la vida. Entonces, poco podía imaginar cómo iba a ser su futuro, todo lo que lograría y los títulos que con tanto cariño iba a ir logrando; uno de ellos muy especial, como fue su primera victoria en la categoría reina.
'El Salvaje de Wollongong'
Este era el apodo con el que se ha conocido a este piloto que antes de alcanzar la mayoría de edad ya pensaba seriamente en dedicarse de manera profesinal al mundo de las motos. Un camino en el que se inició a lomos de una Yamaha TZ 250 que le había prestado un amigo de la infancia y que hizo que se enganchara de manera definitiva a este vertiginoso mundo de la velocidad. Tal fue así que no tardó mucho en aparecer en varias competiciones sobre las dos ruedas en su país, al tiempo que iba ganando cierta fama entre los profesionales y aficionados.
De Australia dio el salto al Reino Unido donde no fueron pocos los que se asombraron al verle en su primera carrera en la que venció a toda una leyenda entonces como era Ron Haslam. No tardó ni un par de años en dominar la escena motociclista británica de la mano del equipo Honda Britain antes de hacer su debut en el Gran Premio de Holanda en la temporada del año 1983. Una carrera que quedará en la retina de muchos aficionados ya que en la salida, Franco Uncini se cayó al suelo justo delante del australiano y este no pudo evitar golpear la cabeza del primero. Tal impacto le causó ese accidente que a punto estuvo de dejar la competición.
Y menos mal que no lo hizo. De lo contrario se hubiera perdido la que fue su primera victoria en la categoría reina. Un triunfo conseguido como parte del Gran Premio de España en la temporada 1986 y en el legendario circuito del Jarama. Superó entonces a otros nombres muy importantes del momento como eran Randy Mamola, Eddie Lawson, Wayne Rainey, Michael Doohan y Kevin Schwantz. Además, le daba esta gran victoria a su equipo, a Honda, al que le devolvió el orgullo de tener de nuevo el preciado títlo de campeón del mundo de los 500 centímetros cúbicos.
Dentro de sus aplaudidas hazañas esos años, el australiano se llevó casi una veintena de grandes premios repatidos en el resto de las siete temporadas que continuó en activo en el mundo de las motos. Eso sí, pese a todo, no consiguió llevarse otro título como el ya logrado. Y es que además de sus buenas actuaciones y de unas carreras que le llevaron a la gloria, no fueron pocas las caídas y los accidentes que durante toda su trayectoria tuvo 'el Salvaje de Wollongong'.
