La marca de los diapasones ha tenido una influencia transcendental en la disciplina del motocross. La saga YZ nació allá por el año 1974, en tres cilindradas, 125, 250 y 360. Eran auténticas motos de competición que habían derivado de la famosa DT-1 (una de las primeras trail de la historia), hasta convertirse en auténticas motos de cross.
Un año después, en 1975, Yamaha volvió a marcar el camino al adoptar en sus crosseras el Monocross, convirtiéndose en las primeras motos de la disciplina en incorporar monoamortiguador de serie, muchos años antes de que lo hicieran el resto de marcas.
La firma de Iwata también inició otra revolución en la especialidad varias décadas después, con el lanzamiento de la YZF 400 en 1998, la primera 4T moderna de cross. Enseguida, el resto de marcas lanzaron también sus motos de válvulas, que terminaron desplazando a las 2T en los circuitos de barro y saltos. Llegado el año 2010, las dos tiempos habían desaparecido de los concesionarios de Honda, Kawasaki y Suzuki, momento en el que marcas europeas, como KTM, aprovecharon para ocupar ese nicho del mercado, que a la marca austriaca le ha dado buenos réditos en categorías para motos pequeñas desde 50 hasta 125 cc.

Paradójicamente, Yamaha fue la única de las marcas niponas que ha seguido comercializando sus modelos 2T, aunque durante años, desde 2008 hasta 2014, con simples actualizaciones estéticas. Pero en Iwata comprendieron que todavía quedan bastantes incondicionales de las dos tiempos y que además esta tecnología supone un buena vía para ofrecer una moto de cross más accesible y económica que las avanzadas 4T. Así es como, en 2015, la gama YZ presentaba una actualización estética, y ahora en 2022 se han vuelto a acometer mejoras en las YZ 125 y 250, incluso algo más profundas que la vez anterior.
Todo, con la finalidad de seguir prolongando la vida comercial de dos modelos que llevan produciéndose ininterrumpidamente desde 1974, y que por lo tanto las convierte en las motos de cross más longevas en el mercado.
Actualización
Ambos modelos conservan la mayor parte de su estructura ciclo, tanto el bastidor como el basculante, ambos en aluminio; así como los frenos Nissin y las suspensiones Kayaba (aunque éstos últimos, revisados). El toque de modernidad llega en forma de una nueva carrocería que no solo afecta a la imagen, sino que también aporta una ergonomía más actual. Además, el nuevo subchasis ha permitido diseñar una caja del filtro más eficiente, con la singularidad de que la entrada de aire se produce por la zona trasera, mediante unas aberturas entre el asiento y el guardabarros.
En el caso de los motores, el de la YZ 250 simplemente luce un escape diferente (bufanda y silenciador) y nuevos ajustes de carburación, aunque su hermana pequeña ha recibido bastante más atención. La YZ 125 estrena pequeñas modificaciones internas en casi todos los apartados, desde el pistón, a la biela, la culata, el cigüeñal, los cárteres, la válvula de escape YPVS, el encendido, la caja de cambios, el embrague, la caja de láminas, el conjunto de escape… La marca anuncia un incremento de prestaciones del 8 por ciento. Otra novedad es la sustitución del anterior carburador Mikuni por un Keihin de 38 mm con sistema “power jet”. Éste consiste en un circuito de aire auxiliar controlado por una electroválvula y el CDI que afina la mezcla a altas revoluciones para lograr una estirada más elástica.

Deleite sensorial
Hacía muchos, pero que muchos años, que no acudíamos a la presentación de una marca japonesa en la que las motos protagonistas eran exclusivamente de dos tiempos. Así ha ocurría en Dorno, Italia, donde Yamaha presentaba a la prensa las YZ 125 y 250 2022, en una jornada de auténtico deleite sensorial, tanto para el olfato, por el olorcillo a aceite de ricino, como para el oído, por el inconfundible zumbido metálico de los motores con cilindros de agujeros.
Una vez en marcha, el disfrute no es desde luego menor, gracias a la “rabia” y la energía que transmiten las nuevas YZ 2T.
La pequeña 125 es claramente la que más ha mejorado anterior, patente en la vitaminada respuesta del motor, especialmente en medios y altos, con clara sensación de mayor caballería y una estirada más puntiaguda. Sin duda, es un propulsor más competitivo, que hará las delicias de los adolescentes que compitan, pues podrán medirse con más garantías frente a la armada austriaca (KTM, Husqvarna y GASGAS) en la clase del octavo de litro. En verdad, la nueva YZ 125 aporta ahora unas prestaciones que ya era posible conseguir en el modelo del año pasado, pero a base de invertir unos cuantos miles de euros en preparar motor. Ahora, el motor de la 125 azul viene potenciado de serie.
Lo bueno de este modelo es que también puede aportar grandes horas de diversión a usuarios más “veteranos” en busca de un elixir de la juventud, gracias a la excelente agilidad del chasis, gracias a un conjunto muy ligero que se deja dominar como si fuera una bicicleta. Además, los frenos ofrecen ahora un tacto más preciso y directo, mientras que las suspensiones muestran unos tarados más firmen que transmiten más confianza a ritmo elevado y en circuitos de grandes saltos.

Los aficionados con manos expertas también tienen motivos para posar su mirada en la YZ 250 2022, una moto que combina acertadamente sensaciones del pasado con la comodidad del presente. La nueva carrocería aporta una ergonomía más eficiente y actual, facilitando mucho los movimientos sobre la moto. Ya no encontramos el escalón en el asiento que había antes, ni la “joroba” del depósito, sino que ahora disfrutamos de un conjunto más armónico y estilizado. Todos los mandos plantean un diseño muy acertado, especialmente las estriberas por su gran tamaño y el manillar por su neutra ubicación.
Pero bajo estos aires de modernidad seguimos encontrando un motor de repuesta muy excitante, incluso más que antes, pues los pequeños cambios en el motor consiguen una respuesta más llena en bajos y medios. La viveza de las reacciones del chasis -de agilidad soberbia, pero estabilidad mejorable-, junto al enérgico motor, aportan unas sensaciones al acelerar a la salida de las curvas que ni si quiera las 450 4T actuales pueden igualar. Además, su relación peso potencia la convierten en una saltarina pura, por lo bien que se maneja en el aire y porque el notable par motor permite afrontar los saltos en marchas largas de forma lineal. Lo bueno es que de medios en adelante esta mecánica mantiene una estirada progresiva en la que los caballos no se desbocan de forma agresiva.
¡Puro motocross! Del de antaño, pero hoy, es los que ofrecen las sempiternas Yamaha YZ. Dos motos que, por cierto, ya están de camino a los concesionarios bajo un precio de 7.699 euros, la YZ 125, y de 8.299 euros, la YZ 250. Estas son las tarifas de los modelos estándar, con la clásica decoración en azul, porque Yamaha también ofrece este año el acabado Monster Enery en sus dos YZ (por unos 150 euros más) que se distingue por su decoración en negro y los logos del patrocinador de los equipos oficiales, aunque siempre bajo la misma estructura técnica.