Marc Márquez se regala un comodín

Los riesgos que corrió en Aragón tenían una explicación matemática.

Nacho González

Marc Márquez se regala un comodín
Marc Márquez se regala un comodín

Hace casi un cuarto de siglo que ningún piloto conquista la categoría reina del motociclismo con tres ceros en su casillero. Ese es, precisamente, el bagaje con el que Marc Márquez se presentaba en Aragón, uno de los circuitos ‘de izquierdas’. Su debilidad. Tres ceros y un liderato compartido con Andrea Dovizioso. Por delante, cinco carreras.

La debilidad de Dovi le hacía bajar hasta la séptima posición. Un traspié que permitía a Marc sacar la calculadora, un instrumento que sabe manejar pero que odia utilizar con todas sus fuerzas. Y cuando la usa, no la usa como los demás. La usa en su capricho: estruja los números hasta que le devuelven el resultado que él quiere.

Con 125 puntos en juego, Dovi bastante atrás, Maverick Viñales luchando con Valentino Rossi por la cuarta posición y Dani Pedrosa desatado en una carrera de menos a más, Márquez podría haber dado por buena una segunda posición que le hubiese permitido manejar cierta ventaja.

20 puntos que le hubiesen asegurado el liderato, e incluso un cierto margen para encarar la gira asiática. Seguramente, a razón de 20 puntos por gran premio sería campeón. 100 puntos en cinco carreras, en un Mundial tan igualado, le darían el título casi con toda seguridad.

Pero la cuenta de Marc era otra: vale, cinco segundos puestos son 100 puntos. Pero hay otra forma de sumar 100 puntos más acorde a su estilo: cuatro victorias y un cero. Con una diferencia sustancial: si él hace cinco segundos puestos, otro piloto puede llegar a hacer 125. Si él hace cuatro victorias y un cero, el máximo que puede hacer cualquier otro piloto son 105 puntos.

‘Trucada’ la calculadora, la cuenta le salió. El séptimo puesto de Dovi le otorgaría nueve puntos, por lo que una victoria en Motorland le situaría con 18. Una ventaja que, para la gran mayoría de los pilotos, significaría poder afrontar los cuatro últimos grandes premios de la temporada desde una perspectiva más defensiva.

Tampoco. Márquez tiene otra cábala. Con las victorias de Misano y Aragón, lo que ha hecho es regalarse otro comodín. A falta de cuatro carreras, se puede permitir incluso un cuarto cero, siempre y cuando quede por delante de Dovizioso en las otras tres carreras.

Como si se tratara del popular concurso de televisión ‘La ruleta de la suerte’ –aunque también podría hablarse perfectamente de ‘Saber y ganar’-, Márquez tiene el turno y se sabe el panel. Sólo le faltan cuatro tiradas. Y ahora ha recuperado un comodín. Oro puro a estas alturas de un concurso donde la suerte es relativa. Hay que saber tirar y resolver paneles.

Ya puede caer en la quiebra. Otra vez. Ha caído ya tres veces y, a base de victorias (cuatro en los seis últimos grandes premios) y podios (seis de los siete últimos), ha vuelto a coger ventaja en la temporada más igualada que se recuerda.

Sobre todo, porque ninguno de sus dos grandes rivales está mostrando la regularidad suficiente como para conseguir contrarrestar esa colección de ceros. Mientras Márquez ha salido con 50 puntos de Misano y Aragón, Dovizioso ha sumado 25 y Viñales 26. Es decir, tras el cero de Silverstone, le ha clavado 25 puntos a Andrea y 24 a Maverick.

Voilà! Comodín recuperado.

El vigente campeón está haciendo su trabajo, y los lujosos jueces de MotoGP 2017 están cumpliendo los pronósticos e inmiscuyéndose entre los tres candidatos al título. Después de todos los vaivenes vividos durante el año, llegadas las últimas vueltas de Aragón Marc sabía que estaba donde quería estar. La calculadora se lo había dicho. Él había hecho que se lo dijera.

Por eso no dudó en meterle la moto a Jorge Lorenzo cuando supo que venía Dani Pedrosa. Porque, sí, un cuarto cero le dejaba vivo. Y, también, ser segundo tras uno de ellos era un mal menor. Pero ganar sin compartir podio con Mack ni Dovi… Eso era un bien supremo. Era comprar la última vocal del programa y recuperar el comodín perdido en Silverstone.

Quedan apenas cuatro consonantes sin resolver y Marc sabe la frase entera. Sólo tiene que tirar cuatro veces y no caer en la quiebra en más de una ocasión. Hace poco se hablaba de un posible final apoteósico en Valencia entre tres, cuatro o hasta cinco pilotos… y ahora ya se baraja seriamente la posibilidad de vivir otra resolución del título en la madrugada española.

Está por ver. Lo que ya sí parece estar claro es que, para bien o para mal, Márquez tiene el turno de tirada y no le da miedo la ruleta. Asumió riesgos en Aragón por una sencilla razón: para poder seguir arriesgando. Porque, si fallaba, Dovi apenas iba a sumar una decena de puntos y seguía estando vivo en la general. Y si acertaba…

Acertó. Puso el panel de MotoGP 2017 patas arriba y los demás saben que, por el marcador y por las sensaciones, prácticamente están en sus manos. Esperando el cuarto fallo. Rezando para que desperdicie el comodín que se ha regalado. A ver cómo sale la tirada de Japón.