“Caminante, son tus huellas / el camino y nada más”, escribió Antonio Machado en el seguramente sea el más famoso poema de toda su obra. Así transitaba Fermín Aldeguer su propio sendero hacia la clase reina, burlando con garbo los obstáculos que se le cruzaban por delante, como cuando se quedó sin equipo en el Mundial Junior de Moto3 a última hora.
Para entonces ya había sido campeón de la Copa Levante MiniGP 110; de la Copa Levante y el Regional Murciano en MiniGP 140 y MaxiGP 220 XL; y de la categoría de PreMoto4 en la Cuna de Campeones, en la Copa Levante y en el Regional Murciano. Se le escapó por poco el título de la European Talent Cup y el siguiente paso era evidente.
De pronto se vio sin moto y Héctor Faubel le rescató para darle una Superstock 600 dentro de Moto2. Todo lo que necesitaba era una moto y un sitio en parrilla, el resto lo puso él. Era un desvío enorme del recto camino a MotoGP, pero al menos podía seguir andando. Arrasó en la categoría y empezó a atraer miradas.
Concretamente, las de dos que saben bastante de esto: Luca Boscoscuro le reclutó para el Europeo de Moto2 y Jorge Martínez ‘Aspar’ para MotoE, que empezó con apenas 15 años. Arrasó en el primero y brilló en el segundo contra pilotos mucho más talluditos que él. Poco le importó: debutó puntuando en el Mundial de Moto2 mes y pico después de cumplir 16.

Había conseguido llegar a las puertas de MotoGP muchísimo más rápido que la gran mayoría de los pilotos pese a haber hecho un recorrido muchísimo más largo y angosto. Estaba claro que el joven murciano tenía algo especial y, como suele suceder en esos casos, las expectativas se dispararon. Sobre todo, con la pole en Argentina 2022, aún sin haber cumplido los 17.
Aquel día, cuando le tiró Celestino Vietti, nadie imaginaba que no lograría subir al podio en toda la temporada. Como de costumbre, los halagos cambiaron de signo y se tornaron en dardos. La presión sobre sus hombros era descomunal, sobre todo viendo el gran rendimiento de su compañero Alonso López, al que había avasallado el curso anterior en el campeonato continental.
Nadia sabía cuál era el problema. El talento seguía ahí, pero parecía agarrotado. Parecía estar en otro mundo distinto al de aquel 2021 en el que todo le salía fácil, donde se limitaba a dejar fluir su talento lejos de la presión de los focos mediáticos. Un año después se le rifan en MotoGP tras ser tercero en Moto2 2023 terminando el año con cuatro victorias seguidas.
El click llegó cuando dejó atrás la presión. El cambio fue sutil, pero devolvió a ese pilotaje gentil en el que parecía jugar con la ingravidez. Más que surcar el asfalto, comenzó a volar libre, como esas pompas de jabón de las que hablaba Machado: “Yo amo los mundos sutiles, / ingrávidos y gentiles / como pompas de jabón”.