Edgar Pons: Talla mundial

Píldoras 2019, capítulo 22: Edgar Pons, campeón de Europa de Moto2.

Edgar Pons (Foto: Repsol).
Edgar Pons (Foto: Repsol).

No ha habido color en el Campeonato de Europa de Moto2 2019. No más que el rojo de la Kalex número 57 de Edgar Pons, que ha ganado seis de las diez carreras, en las que ha logrado ocho podios y cuyo único fallo en forma de cero llegó horas después de proclamarse campeón en Albacete.

Ha sido el año en el que Bicampeón se ha convertido en algo así como el segundo apellido tras un primero ilustre. Si Álex Márquez lo es del mundo, Edgar Pons ya es bicampeón de Europa de Moto2, título que ya había conquistado en 2015 cuando apenas tenía 20 años y que, claro está, le catapultó al Mundial de dicha categoría.

Sin embargo, en los 47 grandes premios que Pons disputó entre 2014 y 2018 solamente puntuó en cuatro, sumando apenas siete puntos. ¿Cómo se explica que un piloto capaz de dominar a nivel continental no logre pasar de la 14ª posición a nivel mundial? Sobre todo viendo que otros pilotos con los que se ha codeado en el FIM CEV –y a los que ha batido- han logrado resultados mejores e incluso mucho mejores: Luca Marini, Tetsuta Nagashima, Xavi Vierge, Jesko Raffin o Augusto Fernández, por ejemplo.

La respuesta no es simple ni unívoca. En primer lugar hay que recordar que cuando fue a hacer su debut como piloto a tiempo completo sufrió una hepatitis que condicionó su temporada 2016 y minó su confianza de forma evidente hasta hacerle dudar de sí mismo.

Dos años en el Pons Racing para olvidar empezaban a alargar la sombra de lo sucedido con su hermano Axel, así que optó por la dirección contraria. En lugar de empecinarse en el Mundial, viéndose luchando por el top 20, decidió volver al lugar donde había sido feliz corriendo: el FIM CEV.

Recuperó sensaciones y, con ellas, la sonrisa. No pudo con Jesko Raffin, que también había bajado del Mundial, y fue subcampeón pese a ganar más carreras que el suizo. Lo difícil estaba hecho, y en este 2019 se ha limitado a creer en sí mismo y en su ritmo de carrera, siendo muchas las carreras en las que ha dado una sensación de control extraordinaria, con brillantes estrategias.

Ha hecho lo más difícil: que ganar parezca fácil. Y aun así, la parrilla del Mundial de Moto2 2020 se iba llenando y su nombre no aparecía por ningún lado… hasta que se confirmó su fichaje por el Gresini Racing. Un equipo de garantías y, lo más importante, lejos del abrigo de su padre, que bastante pesa ya el apellido Pons.

En una categoría tan igualada–y teniéndose que adaptar al propulsor Triumph-, es imposible predecir qué puede hacer Edgar el próximo curso en el reinicio de su periplo en los grandes premios. Lo que está claro es que llega muchísimo más maduro, convencido de sus posibilidades, consciente de lo que supone el salto de un campeonato a otro y, sobre todo, de que es un piloto de talla mundial.

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