Thomas Luthi: Rutina agridulce

Píldoras 2019, capítulo 18: Thomas Luthi, tercero en Moto2.

Thomas Luthi (Foto: Gold & Goose).
Thomas Luthi (Foto: Gold & Goose).

La temporada 2019 de Thomas Luthi se puede ver desde dos miradas: si la comparamos con 2018, cuando se convirtió en el segundo piloto de la historia de MotoGP que disputa un año entero sin puntuar, evidentemente ha sido maravillosa. Si la comparamos con 2017, ha sido decepcionante: ha pasado de luchar por el título de Moto2 a perder la lucha por el subcampeonato.

Más allá de los números están las sensaciones, y si bien por un lado está claro que el helvético ha sido el piloto que mejor se ha readaptado a la categoría intermedia tras bajar de MotoGP (recordemos lo mal que lo pasaron recientemente al bajar a la categoría intermedia pilotos como Héctor Barberá, Sam Lowes o Yonny Hernández), en ningún momento ha sido candidato serio al título.

Es la eterna sensación de que le falta algo. Que siempre está cerca, coleccionando podios hasta ser –de largo- el líder histórico de Moto2 en ese aspecto, que siempre pesca alguna victoria … pero que siempre se ve superado por algún piloto más joven. Es su agridulce rutina en Moto2, a la que ha vuelto en esta temporada.

Tras seis años acabando siempre cuarto, quinto o sexto, por fin se metió en el podio final. Fue en 2016, cuando logró hasta cuatro triunfos y fue subcampeón tras Johann Zarco por delante de Álex Rins, al que arrebató el segundo puesto con un gran final de curso. Sus grandes rivales saltaban a MotoGP, él se quedaba a intentarlo otro año.

En ese 2017 ganó solo dos carreras pero lo cierto es que dio mucha más sensación de poder ser campeón, sucumbiendo solamente ante un gran Franco Morbidelli al que llevó casi al límite y que sería su compañero en la aventura de MotoGP en 2018. Un aventura que empezó mal (lesionado) y terminó peor (de vacío), optando por volver a casa (Moto2).

En su retorno, ha aprovechado su gran regularidad para volver a esa rutina. Por momentos pudo pensarse que la experiencia de MotoGP le había servido, al menos, para dar un paso más y ser claro contendiente al título. Su gran primera mitad de año así lo atestiguaba: una victoria, cuatro podios y ocho de las nueve carreras en el top 6. Sí mejoraba un poco en la segunda mitad todo era posible.

Pero no, la rutina también volvió para lo malo: ocho carreras sin podio (todas en top 8 salvo una que no terminó) aniquilaron toda opción, y cuando volvió al cajón ya era tarde. Álex Márquez ya tenía el trabajo hecho y festejó el título en Malasia. El ciclón Brad Binder le pasó por encima y le quitó el subcampeonato en Valencia.

Al final, tercero en la general. Una victoria y ocho podios. Una gran temporada, otra más. Escolta de gala, de gala FIM. Notable alto. Está claro, Moto2 es su casa. El podio, su rutina... agridulce: otro año sin el segundo título mundial. Son ya nueve en Moto2, doce en categoría intermedia. Tiene 33 años. Tic-tac.

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