Beta es una firma especializada en motos de campo, en las que toca todas las especialidades, desde el trial al motocross. Derivadas de todos estos modelos, también ofrece versiones como esta RR Motard 125 T, que está basada en la moto de enduro con motor de cuatro tiempos. La oferta se complementa con su hermana, la 125 R, que tiene un equipamiento más exclusivo en el que se incluyen llantas de radios y un equipamiento más deportivo, además de una decoración más radical.
La Beta Motard 125 T se diferencia de su heraman 125 R por la procedencia del motor
No obstante, su diferencia fundamental es que no comparten motor: las versiones más radicales R optan por el propulsor Minarelli adaptado a la normativa Euro 5; y las T por una unidad creada en colaboración con el fabricante chino Tayo Motorcycles, que es también quien produce las Zontes.
Lo cierto es que este motor, que anuncia 15 CV, en las pruebas de banco se ha quedado ligeramente por debajo, ofreciendo 13,7 CV, una diferencia poco apreciable, pero acaba siendo de un 10 %.
El objeto de emplear este motor, junto a ciertas actualizaciones de elementos como la caja de filtro, el escape, el basculante o las llantas, es poder ofrecer un modelo con un precio más atractivo que las exclusivas R. Mientras la 125 T cuesta 5.375 €, su hermana sube hasta los 5.796 €.

Diversión
Una moto como esta Beta RR Motard 125 T basa su filosofía en el placer de conducción, algo en lo que interviene de manera decisiva su bajo peso, sólo 115 kg con el depósito de gasolina lleno. Esta ligereza compensa hasta cierto punto el déficit de potencia máxima, que es la única nota discordante en un motor que tiene un funcionamiento realmente bueno, con una respuesta del acelerador directa que le permite subir de vueltas con ganas.
Puedes mantenerlo siempre en su mejor zona ayudado por una caja de cambios de seis relaciones que tiene un accionamiento suave. Además, tiene un consumo realmente bajo, con sólo 2,2 l/100 km, que lo hace destacar entre su competencia del octavo de litro.
Con la Beta Motard llegas al máximo ángulo de inclinción en un instante y sin esfuerzo
El chasis proporciona una agilidad sobresaliente, y esta ligera supermoto se inclina sin ningún esfuerzo en cualquier tipo de curva. Llegas al máximo ángulo de inclinación en un instante y sin ningún esfuerzo, casi parece que trabaja por sí misma, sin tu intervención.
Puedes trazar sin problemas cualquier tipo de curva, pero resulta todavía más sorprendente como traza las más cerradas. El tarado de las suspensiones se encuentra a medio camino entre su faceta más deportiva y la comodidad, ambas están presentes. En la primera de ellas lo único que se echa en falta es algo de precisión, aunque también es cierto que los neumáticos originales, unos Vee Rubber, no ofrecen unas grandes prestaciones, y que, cambiándolos por otros con más agarre, se ganaría confianza.
Las suspensiones, formadas por una horquilla invertida y un amortiguador tienen unos reglajes originales que las dotan de una cierta rigidez, algo que se nota especialmente cuando el asfalto se vuelve un poco más rugoso. Sin embargo, en general, el chasis de la italiana es capaz de hacer frente a la mayoría de las situaciones en todo tipo de carretera.

El sistema de frenos no tiene ABS, Beta ha preferido optar por incluir uno de frenada combinada en el que al pisar el pedal de freno se activan los frenos delantero y trasero al mismo tiempo. El funcionamiento del pedal es algo variable, ya que inicialmente no tiene mucho efecto, pero de repente frena mucho de manera bastante brusca.
Hace falta una buena dosis de sensibilidad en el pie al accionar el freno trasero para lograr dosificarlo adecuadamente. En lo que respecta a la potencia, en general es buena, pero si nos dan a elegir, preferimos un sistema ABS, que tampoco está presente en la versión R.
La posición de conducción es la típica de este tipo de motos, con el manillar ancho y los estribos altos, que se conjugan con su origen enduro que permite una gran movilidad, pero que incluye un asiento bastante estrecho y duro, con el que tienes control pero no comodidad. Después de un rato las posaderas empiezan a echar de menos mullido y espacio y te empiezan a doler, no es una moto para viajar, sino para disfrutar de ella entre curvas, sobre todo si el recorrido es bien ratonero. Ahí está en su salsa.