Kawasaki Ninja 300 y Yamaha YZF-R3, las motoescuela deportivas perfectas

La Kawasaki Ninja 300 y la Yamaha YZF-R3 son las motos ideales para iniciarse en el segmento de las deportivas.

Begoña Calvo. Fotos: Juan Sanz. Colabora: Luis López

Kawasaki Ninja 300 y Yamaha YZF-R3, las motoescuela deportivas perfectas
Kawasaki Ninja 300 y Yamaha YZF-R3, las motoescuela deportivas perfectas

Parecía que el mercado era suyo, de Kawasaki quiero decir, ya que salvo alguna que otra excepción, ninguna moto ha sido capaz de hacer frente a la Kawasaki Ninja 300 con armas similares... hasta la llegada este año de la Yamaha YZF-R3. La saga YZF de la firma de los diapasones añade un nuevo integrante que viene a luchar cara a cara con la Kawasaki Ninja 300. Se da la paradoja de que ni la Kawasaki llega a 300 centímetros cúbicos ni la Yamaha se queda en esta cifra, sino que la supera...

Esa pequeña distancia entre una y otra en su capacidad interna apenas se cifra en un kilómetro por hora de velocidad máxima, dos kilos en nuestra báscula con ambas motos llenas y dos décimas en el «cero a 100 kilómetros por hora», para que te hagas una idea. Los tres caballos que supuestamente las separa según sus respectivas fichas técnicas oficiales, no se reflejan de forma tan evidente una vez en marcha. Encontramos diferencias entre las dos, desde luego, pero de ahí a que sean decisivas hay un trecho demasiado largo que no se recorre.

Así, Yamaha ha decidido aportar su granito de arena al sector de las deportivas «peso pluma» con ese rasgo diferenciador en cilindrada, aunque eso sí, manteniendo la esencia de la famila YZF con frontal muy afilado, cúpula minimalista y contrariamente a lo que me esperaba, una posición ligeramente más confortable a los mandos que en la Ninja; tampoco en este terreno hay diferencias reseñables, de no ser por la protección de la cúpula de la Kawasaki, más ancha y alta que la de la Yamaha, así como de la concesión, pequeña pero siempre digna de aplaudir, de los huecos a modo de asas para el pasajero que monta la Kawasaki Ninja 300. Enhorabuena.

Así es la Kawasaki Ninja 300

Desde la aparición de la primera Kawasaki Ninja 900, allá por la década de los años 80, se ha hablado mucho del guerrero japonés. Aquella Kawasaki GPZ también sentó las bases de las deportivas casi, casi tal y como hoy las conocemos; aunque de aquella familia me quedo con la Kawasaki GPZ1000RX. No sería la mejor deportiva de «litro» de aquellos años, de acuerdo, pero sus formas redondeadas, lo impresionante del enorme depósito o cómo sonaba aquel cuatro en línea, era algo como para no olvidar jamás.

De las Kawasaki GPZ pasando por las Kawasaki ZZR, llegamos a las Kawasaki ZX-R, donde encontramos el salto definitivo a la actualidad. Es aquí desde donde nuestra Kawasaki Ninja 300 ha tomado el impulso necesario para lanzarse al mercado: frontal, llantas, frenos, depósito... Todo parece haber recibido la inspiración de las Kawasaki ZX-10R y Kawasaki ZX-636R. Además, nuestra unidad de pruebas va un poco más allá en su versión Special Edition, a la que se le suma la última aparición de la Anniversary Edition que conmemora los 30 años de vida del «Guerrero Ninja». Una y otra rivalizan en belleza, que no en precio, encontrándose casi, casi a la par.

Aunque te parezca una moto que pretende llamar la atención allá donde esté, sin embargo resulta ser más discreta en sonido al ralentí que su rival. La Kawasaki Ninja 300 apenas «ronronea» en el semáforo, pero incluso cuando sales abriendo gas exprimiendo el embrague, no llega a hacer girar las cabezas de transeúntes y conductores de otros «enlatados». El embrague, por cierto, cuenta con poco recorrido para hacer salidas jugando con la maneta izquierda, al menos las primeras, porque una vez le coges el tacto tendrán que emplearse a fondo para superarte, si es eso lo que pretende cualquier «compañero de parrilla».

Supongo que gran parte de la vida de esta Kawasaki Ninja 300 la pasará circulando por vías urbanas. Nosotros al menos la hemos probado así, moviéndonos entre coches y calles colapsadas en hora punta, pero también en carreteras interurbanas y alguna que otra salida a los tramos más divertidos de los alrededores, y lo cierto es que resulta complicado encontrar defectos en ningún ambiente. El amplio giro de la dirección te permite maniobrar «estilo chotis», ayudándote del escaso peso del conjunto que hace posible que te escurras entre coches como si nada.

Al no ser demasiado alta de asiento, los pilotos que no tenemos piernas largas nos sentimos más seguros. Como colofón a todo esto, las suspensiones acompañan y los típicos baches que te rompen la espalda, se amortiguan mejor de lo que esperaba, con un tacto de horquilla lo suficientemente blando para conseguirlo, pero a su vez lo suficientemente recio como para abusar de la maneta derecha sin que se hunda demasiado. Todo un reto teniendo en cuenta que la frenada de la Kawasaki Ninja 300 es generosa, mejor que la de mi añorada 250. Un paso necesario que echaba de menos en una moto pequeña, sí, pero tan rápida como para necesitar un mordiente digno y a la altura de las circunstancias.

La Yamaha YZF-R3 revoluciona el mercado

Si una fórmula funciona, ¿para qué cambiarla? Eso es lo que han debido pensar en Yamaha al desarrollar la Yamaha YZF-R3, mientras tenían como objetivo llegar al nivel de la Kawasaki Ninja 300. Y así ha sido. Como te he comentado, esta pequeña YZF capta la esencia propia de su casta, incluida la escasa protección aerodinámica de la pequeñísima cúpula original. Sin embargo, a los mandos no es una moto incómoda ni mucho menos, sino todo lo contrario. Hasta en este detalle Yamaha ha buscado reflejarse en la marca de Akashi, demostrando que puede fabricar una deportiva en la que no tengas que forzar las muñecas para pilotarla.

A diferencia de la Kawasaki Ninja 300, esta Yamaha YZF-R3 sí se deja notar con un sonido grave pero de alguna manera elevado a medida que subes de vueltas. Lo cierto es que su comportamiento es más eléctrico que en la Kawasaki, aunque le cunde un pelo más mientras escalas con la aguja del cuentavueltas hasta la zona roja. Es destacable el hecho de que en el cuadro podamos ver no solo la marcha engranada, algo de lo que prescinde la Ninja, sino que también recibimos la asistencia de la cada vez más habitual luz con destello para avisarnos de la proximidad del corte de encendido.

Encontramos en esta Yamaha un disco de freno de dimensiones ligeramente superiores al de la Kawasaki Ninja 300, pero eso no es motivo suficiente para encontrarte con una frenada más y mejor preparada en situaciones límite. Aquí la Kawasaki le da una pequeña lección a la Yamaha al necesitar menor presión sobre la maneta derecha para apurar a tope. Al igual que sucede con su rival, la Yamaha YZF-R3 no hunde demasiado la horquilla, lo que agradeces tanto si circulas por el maltrecho asfalto urbano como haciendo curvas en esas zonas de montaña que no te conoces de nada... En estos lares dejas a más de una moto «mayor» en evidencia. Sí, necesitas apretar el motor manteniéndolo alto de vueltas sin compasión, especialmente en subidas, donde la zona «alegre» te reporta lo que necesitas: la potencia necesaria para mantener e incluso rebasar a alguna deportiva, naked, trail... de más peso, sí, pero muy superior cilindrada y cifra de potencia. ¡Qué grande es esta Yamaha YZF-R3!

Las diferencias entre la Kawasaki Ninja 300 y la Yamaha YZF-R3

Por cierto, y hablando de dimensiones, la Yamaha permite recoger un poco mejor las piernas a pilotos de poca envergadura, como es mi caso, y si tuviera que elegir una me quedaría con ella. Es, en general, algo más cómoda en todos los sentidos, tanto por posición de conducción como el arqueo de piernas necesario al sentarte o incluso el propio mullido del asiento. Ahora bien, lo minimalista del frontal se lleva a tal extremo que la cúpula apenas sirve para darle una estética en consonancia con lo afilado del conjunto, nada más.

Ya que te estaba hablando del comportamiento entre curvas, otra de las peculiaridades que me ha llamado la atención, fue el tacto del cambio. Prefiero el de la Kawasaki, sobre todo mientras ganas vueltas hasta poco antes de la zona roja y cambias rápidamente, subiendo una marcha justo en el momento preciso en el que cortas gas, sin tocar el embrague... Mientras la Kawasaki Ninja 300 sigue empujando como una loca, la Yamaha YZF-R3 necesita más concentración para conseguirlo; en más de una ocasión me encontré con la misma marcha al abrir otra vez gas. Sin embargo, en ángulos muy cerrados donde evitaba meter primera, salía haciendo patinar el embrague con mayor seguridad y tacto muy directo con la Yamaha, mientras que la Kawasaki se quejaba un poco más, admitiéndolo con más recelo que su rival. Además, y en pocas palabras, con mi peso y un pelo más de potencia, la Yamaha YZF-R3 es más veloz en mis manos que la Kawasaki Ninja 300...

Me han preguntadola razón por la que meempeño en experimentar un comportamiento extremo con estas dos motos, cuando en realidad es más que probable que vayan a desarrollar su actividad en círculos urbanos. No estoy de acuerdo. La capacidad que tienen de moverse con rapidez por cualquier carretera y en toda situación, las convierte en deportivas, sí, pero también en motos aprovechables por gran parte de usuarios que pretenden no solo aprender a montar en moto, sino también a hacerlo con potencia y estilo sport. Tengo 300 razones más para convencerle...

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