Objetivo 100.000 km: Honda Varadero

Hola, soy Dero… Vara-Dero, y tal vez me recuerdes porque aparecí en estas mismas páginas hace poco (LA MOTO número 252, en abril de 2011) con motivo de mis primeros 100.000 kilómetros. Hoy, con poco más de 38 meses en mi chasis, vuelvo para contaros cómo me fueron mis segundos 100.000 kilómetros.

Santiago Fernández Guardado

Objetivo 100.000 km: Honda Varadero
Objetivo 100.000 km: Honda Varadero

Para no repetirme no volveré a contar las mismas aventuras que relaté la vez anterior, os comentaré lo que aconteció desde donde lo dejé en aquella ocasión hasta el día 11-02-2012 en que cumplí 200.000 kilómetros. Por lo tanto, este relato comienza el día 05-07-2010.

Le estoy cogiendo el gustillo a esto de viajar libremente y sin ataduras así que mis horizontes se amplían cada vez más. Eso sí, siempre parto y regreso a mi pueblecito en Asturias, una región que por sí misma me depara grandes aventuras plagadas de preciosos paisajes. Pero tengo claro que siempre hay que ver más allá de nuestras fronteras para poder comparar con conocimiento de causa.

Mi diseño, inspirado en las grandes aventureras de otro tiempo, sigue permitiéndome viajar sin importar demasiado el tipo de carreteras que me vaya a encontrar por el camino. Tanto es así que donde más me divierto es en los puertos de montaña. Desde la última vez que pasé por estas páginas volví a subir el Stelvio, coroné el Coll de la Bonette, pasé l’Iseran, Furkapass, Trollstigen, Luz Ardiden, y muchos más puertos de los Alpes… esos Alpes que me tienen fascinada.

Sí, vale… el Trollstigen no es un puerto de los Alpes, está en Noruega y lo crucé a la que bajaba de Cabo Norte. Porque hice realidad uno de mis sueños y me planté en el punto más al norte al que se puede llegar rodando por Europa. Todo un viaje que recordaré durante mucho tiempo por la variedad y calidad de los paisajes pero sobre todo por su valor sentimental. Todas sabemos que para llegar al destino, la ruta más rápida es la línea recta, por lo que yo siempre la evito y me fui a Cabo Norte a través de París (Torre Eifell, Campos Elíseos, Arco del Triunfo,…), Bruselas (Atomium), Holanda (canales, diques, Circuito de Assen,…), Dinamarca (La Sirenita), Suecia (bosques inmensos), Finlandia (Círculo Polar Ártico, Santa Park,…) y todos aquellos puntos de interés que me encontré mientras mi piloto recababa información para el viaje. Para regresar recorrí toda Noruega de norte a sur disfrutando de sus fiordos, de la Carretera del Atlántico, de Bergen, Trollstigen, el Púlpito,… y ya en la Europa continental atravesé nuevamente los Alpes (Stelvio, Bernina, Julierpass, Malojapass…), que casi me pillaban de paso.

No obstante, mis viajes no se acabaron en Noruega sino que también me llevaron a Irlanda donde conocí lugares como los Acantilados de Moher, la Calzada del Gigante o los murales de Belfast, y nuevamente a Gran Bretaña donde visité otro de los templos moteros por excelencia, el Ace Café sin descuidar lugares tan turísticos para mi piloto como Stonehenge o el Big Ben. Y ya sin ir tan lejos, me acerqué a Portugal visitando Lisboa (Torre de Belén, Puente 25 de abril,…), Sintra, Cabo da Roca… y, por supuesto, me di unos cuantos paseos por nuestra España, que bien merece ser visitada con calma.

Si bien os decía que no me gustan las concentraciones, soy consciente de que toda moto viajera que se precie debe conocer alguno de estos eventos moto-turísticos que año tras año mueven a infinidad de compañeras y significan todo un desafío para nuestros pilotos que lucen orgullosos las insignias y parches que dan en ellos. Así que me desplacé a la Concentración Pingüinos, subí a por la Estrella de Javalambre y me acerqué a Elefantentreffen. No son todas, pero sí son algunas de las concentraciones más representativas. Quizás con el tiempo me acerque a alguna más.

Después de dos años y 120.000 kilómetros desde que salí de mi concesionario, el contrato de garantía con mi fabricante se acabó y entre mi piloto y yo decidimos que haríamos nosotros mismos todo el mantenimiento que necesito. Con ello nos ahorramos una buena cantidad de dinero que aprovechamos para gastarlo en gasolina, cubiertas y hoteles. Pero, además, nos permitió que nos conociésemos mucho mejor y nuestra relación máquina-piloto se estrechase considerablemente.

Resumiendo, salí del Concesionario un 21-11-2008, el 04-07-2010 llegaron mis primeros 100.000 kilómetros y el día 11-02-2012 cumplí 200.000 kilómetros. En fin, de momento llevo 3 años, 2 meses y 21 días de existencia y muchas experiencias con un piloto que me está saliendo muy bueno, aunque  ya veremos lo que aguanta. Tengo claro que a partir de ahora bajaré un poco mi ritmo, porque ya me empiezan a pesar un poco los kilómetros, pero no dejaré de seguir haciendo realidad mis sueños, porque… ¿hay algo mejor que hacer realidad un sueño? Y eso es todo amigas. Ráfagas a todas y precaución en las carreteras.

Hasta que la moto cumplió la garantía de dos años (120.000 km) los mantenimientos se hicieron cada 12.000 km en el Concesionario donde tuvimos que añadir otra hoja al libro de revisiones porque ya se habían cubierto todas y no había sitio para sellar la garantía. A partir de entonces, el mantenimiento lo hago en casa cada 10.000 km. Una vez subsanados los problemas clásicos (con un amortiguador «de marca» y unas juntas de escape metálicas) el resto de averías vinieron más por desgaste que por otra cosa: rodamientos de ruedas (uno destrozado y los otros tocados en la rueda trasera, cambié los de las dos ruedas con 120.000 km), retenes de horquilla (reventaron con 150.000 km) y rodamientos de basculante y bieletas (cogieron holgura y uno quedó destrozado con 180.000 kilómetros). Por lo demás… la moto gasta algo de aceite desde que cumplió dos años aproximadamente.