Las motos más vendidas en la actualidad son los scooters y las de baja cilindrada por la facilidad que supone conducirlas por entornos urbanos. No en vano, casi todas son automáticas y el conductor solo se debe preocupar por acelerar y frenar en los momentos adecuados.
Sin embargo, cuando hablamos de máquinas mayores, las dificultades se incrementan. Y es que el cambio de la moto de carretera es algo más o menos sencillo de manejar, pero complicado de hacerlo de un modo óptimo.
¿Cuándo realizar el cambio de marchas?
Cuando un motorista novato se enfrenta por primera vez a una moto con marchas debe tener en cuenta que tendrá que coordinar sendas manos y el pie, ya que serán las extremidades que entren en juego cuando quiera cambiar dichas marchas.
Eso sí, no debe tener en cuenta ningún parámetro sobre la velocidad exacta a la que debe hacerlo, ya que cada moto es diferente (si acaso se puede guiar por lo que apunte cada fabricante) y no siempre requiere lo mismo. Es decir, habrá de aprender a sentir su moto y que el cambio sea fluido, exactamente cuando considere que es necesario y que el motor lo está “pidiendo”.
Coordinación
Como hemos apuntado, hay tres elementos que han de ser accionados con sendas manos y con el pie izquierdo. Y estos son el acelerador, el embrague y la palanca de cambios. De su manejo dependerá de sacar todo el partido a la moto y conseguir que ruede óptimamente en todo momento, ya sea utilizando marchas más largas o más cortas, dependiendo del terreno, del tipo de asfalto y de lo que se quiera evitar usar el freno.
En este sentido, cabe señalar que el cambio de las motos de carretera aporta a los conductores el plus de jugar con las revoluciones del motor para conseguir un “freno” adicional y no castigar así tanto al de disco o al de tambor.

¿Cómo se cambia de marcha?
Como esta es una cuestión que cualquiera que haya montado en una moto con cambio conocerá a la perfección, interesa especialmente a quienes solo han conducido modelos automáticos. Grosso modo, la secuencia sería la siguiente:
- Se acciona el embrague con la mano izquierda.
- Se deja de acelerar con la derecha, casi simultaneamente a la vez que se acciona el embrague.
- Se selecciona la marcha con el pie (ya sea hacia arriba o hacia abajo, dependiendo de si se quiere subir o bajar de marcha).
- Se suelta el embrague suavemente y a la vez se comienza a acelerar poco a poco.
Básicamente el secreto de que la moto no dé tirones o se ahogue (llegando a calarse) es coordinar bien ambas manos y que el proceso sea paulatino con ambas.
Una moto de carretera en ciudad
Por otro lado, la conducción en carretera es muy diferente a cuando se circula en la ciudad, ya que en el asfalto urbano moverse con marchas cortas ayudará a reaccionar mejor a cualquier imprevisto, pudiendo usar el freno motor muy a menudo. De este modo, la mecánica sufrirá menos y el conductor se moverá con mayor seguridad entre el tráfico.