Cannondale es una de las marcas de bicicletas más prestigiosas del mundo. Esta compañía estadounidense nació en el año 1971 y fue creada por Joe Montgomery con una misión: fabricar artículos destinados a la acampada. A esto se sumó todo lo relacionado con el cicloturismo, para pasar posteriormente a ser un referente en la producción de bicicletas.
Tanto fue así que incluso llegó a tener un equipo ciclista y aún a día de hoy es una de las empresas más fuertes del sector. Sin embargo, pocos recuerdan que a finales de los años 90 vivió un fiasco cuando se dispuso a diseñar y desarrollar una moto de motocross.
Cannondale y su moto de motocross
Como acabamos de apuntar, a finales de siglo, Cannondale decidió embarcarse en la aventura de crear su primera moto de motocross. A fin de cuentas, tenía una gran fuerza comercial y productiva tras de sí y sus bicicletas tenían una gran aceptación.
Es más, su conocimiento del cicloturismo, del bicicross y todo lo relacionado con el off road hacían de la marca una aspirante clara para que entrar en un mercado, eso sí, muy especializado donde las marcas existentes tenían un gran recorrido a sus espaldas. Es decir, no sería nada sencillo.
Todo comenzó en el año 1998. El mejor modo de levantar lo que ahora llaman hype (o lo que es lo mismo, interés antes de que llegue) era anunciar que lanzarían una nueva moto de diseño llamativo y con unas prestaciones que no solo la igualarían, sino que superaría a las motos de la competencia.
El fiasco
Sin embargo, el tiempo pasaba y la moto no llegaba. Los continuos rediseños, las pruebas y toda la parafernalia que lleva un lanzamiento llevaron a un retraso de tres años desde que se hicieran los primeros anuncios. Y claro, aquello ya no pintaba tan bien. Así dependían de conseguir una moto que realmente rompiera con todos los cánones y realmente fuera un soplo de aire fresco en el sector.
Su nombre fue Cannondale MX400 y era la primera moto de motocross que se hacía en Estados Unidos desde hacía dos décadas. La marca intentó poner toda la carne en el asador con numerosas innovaciones. Pero muchas de ellas o no funcionaron o no tenían sentido, lo que llevó a que la moto no fuera tan buena como se planteaba en un principio. Y después de haberse gastado casi 80 millones de dólares, el intento de conquistar este mercado se convirtió en un sonoro fracaso.
Esto llevó a que Cannondale se tuviera que declarar en bancarrota. Habían hecho una apuesta muy grande y no les había dado resultado. Así que eso llevó a la empresa a vender sus activos a los acreedores que tenían. Posteriormente, Cannondale continuó con su actividad y a día de hoy sus bicicletas continúan siendo un referente, especialmente en su país de origen. Por lo demás, se abandonó el proyecto de lanzar la moto de motocross, que pasó al olvido como uno de esos intentos que no llegan a buen puerto.