El nombre de Paco Bultó es sinónimo de amor por las motos, ya que ligó casi toda su vida a lo que fue su gran pasión. Tanto fue así que se convirtió en el patriarca de una familia de apasionados por el motociclismo y además fundó dos de las marcas más míticas de nuestro país: Montesa y Bultaco.
Pasión motera
Bultó, de nombre Francisco Javier, nació en Barcelona en 1912, en el seno de una familia perteneciente a la alta burguesía catalana con negocios en los sectores textil, químico e industrial. Sin embargo, desde muy pequeño, el menor de seis hermanos se enamoró de las motos. No en vano, con 14 primaveras ya estaba suscrito a la revista The Motorcycle y bebía los vientos por los modelos que veía en Barcelona. Eso le llevó a adentrarse en un mundo apasionante que jamás abandonaría hasta el final de sus días.
Con solo 18 participó en sus primeras carreras como Francisco Roig y en el año 1935 consiguió el campeonato de Cataluña y de España amateur a lomos de una Velocette 90 Plus. Además, estudió ingeniería industrial y peritaje, lo que le capacitaba para lo que ocurría después.
Creación de Montesa
Tras la Guerra Civil, el escenario para embarcarse cualquier negocio era sumamente complicado. Sin embargo, se alió con Pere Permanyer para poner en marcha una fábrica de motos, a la que llamarían Montesa y que escribiría una de las páginas más importantes del motociclismo español.
No cabe duda de que los comienzos fueron complicados. De hecho, su primera moto de 98 c.c. fue presentada en 1945 y para su construcción utilizaron piezas de un velomotor. Pero poco a poco la capacidad de Montesa fue quedando clara y cada vez se vendían más unidades.
Adiós Montesa...
Para Paco Bultó la competición era esencial. Resultaba el marco perfecto para mostrar las creaciones de Montesa. Sin embargo, para su socio Permanyer y para otros miembros del consejo de administración, el departamento de carreras ya no tenía sentido alguno y decidieron cerrarlo. Aquello fue un jarro de agua fría para alguien con el alma competitiva del empresario barcelonés, que no dudó en marcharse de la compañía que había fundado y embarcarse en una nueva aventura.
Hola Bultaco
Antes, en 1947, se había casado con Inés Sagnier, una aristócrata con la que tuvo diez hijos, muchos de los cuales (así como sus nietos), seguirían el legado familiar en forma de amor por el motociclismo. Y es que, esta pasión guió a Bultó durante toda su vida y se la impregnó a aquellos que le rodeaban.
No en vano, en una cena de homenaje que algunos empleados de Montesa decidieron hacerle en 1958, le solicitaron que fundara otra marca. Y así nació CEMOTO (Compañía Española de Motores, S.A.), cuya marca mítica sería Bultaco. El nuevo proyecto también costó arrancarlo, pero Bultó contó con un grupo de trabajadores de Montesa que le siguieron sin dudarlo. Al año siguiente, en 1959, consiguieron presentar el primer modelo: la Bultaco Tralla 101.

El pulgar hacia arriba
El resto ya es historia. El nombre de Bultaco se ha convertido en un clásico no solo del motociclismo de asfalto, sino en el todoterreno (motocross, trial…). Y cualquier apasionado de las motos conoce el dedo rampante haciendo el símbolo de “OK”, rodeado por el nombre de la marca, el cual, está compuesto por las cuatro primeras letras de su apellido, y las tres últimas de su nombre: Bult-Aco.