Honda Racing Corporation tocó fondo en el Mundial de MotoGP durante la temporada 2022, sumando apenas dos podios y terminando en la sexta y última posición del Campeonato del Mundo de Constructores con apenas 155 puntos, lo que supone una media de 7,75 puntos por carrera.
Es decir, el promedio del mejor piloto Honda en carrera estuvo en torno al octavo puesto. Por poner en contexto: Honda pasó más de 36 años (desde Francia 1982 a Américas 2019) acabando todas y cada una de las carreras dentro del top 8.
En 2022, acabaron hasta 8 de las 20 carreras sin presencia en el top 10; llegando a quedarse sin puntuar en el Gran Premio de Alemania, algo que no les sucedía desde 1982. Después de una década prodigiosa con siete títulos de pilotos en nueve años, llevan tres años encadenando desastres, sus pilotos se caen más que nadie y, lo peor de todo, sin dar motivos que inviten a pensar en una posible reacción.

Todo empezó en el pandémico 2020, que arrancó con la lesión de Marc Márquez y terminó con el título de Joan Mir sobre la Suzuki, que ganó también el título mundial de equipos con Álex Rins tercero en la general final.
En aquel entonces, la Honda RC213V empezaba a recibir cada vez más críticas por ser, valga la redundancia, muy crítica. Tan ingobernable que la dependencia de Marc Márquez se empezó a tornar insostenible. Por el contrario, la Suzuki GSX-RR ganaba más adeptos por su docilidad: sin ser la más rápida, era muy sólida en todos los circuitos e iba a mejor con el paso de las vueltas.
En 2023, no habrá GSX-RR en pista. En una decisión impactante, Suzuki decidió bajar la persiana del proyecto de MotoGP cuando parecían ser la única moto capaz de sostener un envite a 20 grandes premios a las potentísimas Desmosedici. Tanto que, tras el jarro de agua fría de la noticia que congeló al equipo durante medio curso -y que les condenó al penúltimo lugar de constructores-, Rins ganó dos de las tres últimas carreras de 2022.
Antes de la traca de despedida en Valencia, había terminado con la sequía de la marca en Phillip Island… a costa de Marc Márquez, al que batió en el mano a mano final para aguar la fiesta de Honda, la marca con la que ya había firmado para 2023 en las filas del LCR. Un fichaje tras el que llegaría el de su compañero Joan Mir por el Repsol Honda.

De un plumazo, Honda se quedaba con las dos gangas del mercado de fichajes, ya que ambos tenían como idea inicial permanecer en Suzuki; cuyo proyecto había tenido como gran seña de identidad la continuidad de los pilotos: Rins llevaba seis años y Mir cuatro. Ambos debutaron en la clase reina con los de Hamamatsu y siempre habían mostrado una fidelidad incorruptible.
Con Márquez fijo y la duda de si reemplazar a Takaaki Nakagami por Ai Ogura en el cupo japonés de Idemitsu, Honda vio en el adiós de Suzuki una oportunidad de oro de regenerar la mitad volátil de su plantilla; ya que tanto Pol Espargaró como Álex Márquez terminaban sus respectivos contratos y ninguna de las partes parecía entusiasmada con la idea de prolongarlo.
El pequeño de los Márquez firmó por Gresini para llevar una Ducati, y el pequeño de los Espargaró regresó a KTM para enrolarse en las filas del Tech 3 con los colores de GasGas. Precisamente ambos fueron de los pilotos más felices en el test de post temporada en Valencia. Ni siquiera necesitaron hablar para transmitir lo bien que les había sentado cambiar la RC213V por la Desmosedici y la RC16, respectivamente. Su silencio contractual se hacía añicos con los gritos de su lenguaje no verbal.

No tenían las mismas caras Joan Mir ni Álex Rins. Dos pilotos de sobrado y reconocido talento cuya ilusión por llegar a la marca más laureada de la historia se ensombrecía al comprobar de primera mano las dificultades que van a tener para domar esa bestia que retiró a Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo.
Marc Márquez ya dejó claro que necesitaban dar al menos dos pasos en invierno. Mir y Rins no pudieron decir nada ante las cámaras, pero seguro que de puertas para dentro lanzaron algún mensaje parecido. Y así acabó 2022.
Pasó la navidad y empezaron a dibujarse en el horizonte los decisivos test de pretemporada. Mientras tanto, Honda seguía trabajando en los despachos para hacerse con otra pieza vital del engranaje de Suzuki: Ken Kawauchi. Los rumores no tardaron en confirmarse: el japonés ya es el nuevo Director Técnico de Honda Racing Corporation.
Durante años, cambiar al compañero de Marc Márquez no ha solucionado el problema; así que es lógico que Honda haya decidido hacer un movimiento significativo en el organigrama de la estructura. Y, de nuevo, ha aprovechado la oportunidad del adiós de Suzuki para quedarse con uno de los grandes responsables del éxito de la GSX-RR.

El propio Rins no tardó en salir a bendecir la llegada de Kawauchi, recibiendo la noticia con gran entusiasmo: “Muy feliz de leer esto. Ken fue una parte crucial de nuestro éxito en Suzuki, desarrolló la moto y la hizo competitiva hasta su última vuelta; así que es una noticia genial tenerle trabajando en nuestro nuevo reto”, comentaba en redes.
Después de Rins, el último en analizar qué puede aportar Kawauchi a Honda ha sido Livio Suppo, con amplio pasado en Honda y que hace un año llegaba a Suzuki para ser Director de Equipo. Es decir, posiblemente la persona más capacitada para saber qué puede aportar el nipón en su paso de Suzuki a Honda.
“Es muy bueno recopilando información y trasladándola a la fábrica”, apunta Suppo en una entrevista en la web oficial de MotoGP, donde recalca la importancia de este punto:
“Especialmente para los fabricantes japoneses, no es fácil llevar la información de la pista a la fábrica y de la fábrica a la pista. En mi opinión, es una parte muy importante del trabajo. Es crucial que tengan la misma visión y que la gente del circuito confíe en la gente de la fábrica y viceversa. Si no comparten las mismas ideas, es un desastre para el desarrollo de la moto”, incide Suppo.

El italiano destaca como las dos grandes virtudes de Kawauchi su buen hacer en su trabajo y su “muy buen carácter”, destacando que su empatía le convierte en el eslabón ideal entre la fábrica y los ingenieros de pista; y que ayudará a Honda a remar en la misma dirección, algo vital para encontrar qué puede estar fallando.
Según Suppo, eso es algo que hacía en su día Shuhei Nakamoto, antiguo Vicepresidente de HRC y cara visible de Honda en MotoGP durante un periodo glorioso para la marca. Parece que fue hace un mundo cuando se marchó, pero fue hace apenas seis años: a finales de 2016, festejando el doblete de títulos pilotos-constructores.
Honda quiere volver a alzar el vuelo como si fuera un glorioso ave fénix, que se regenera en las cenizas de su predecesor tras un espectáculo de llamas y combustión. Eso sí, no a partir de sus propias cenizas; sino de las de de Suzuki, que fue la que se despidió dando espectáculo.