El homenaje a Ángel Nieto fue perfecto. La foto del podio de MotoGP, con Marc Márquez, Dani Pedrosa y Maverick Viñales alzando sus dedos hacia el cielo, fue la rúbrica ideal en un fin de semana donde absolutamente todo giraba en torno a la figura del 12 1, que había fallecido el jueves después de sufrir un accidente con su quad en Ibiza.
En total, fueron seis los pilotos españoles que subieron al podio de Brno, repartidos entre dos primeras posiciones (Marc Márquez y Joan Mir), dos segundas (Dani Pedrosa y Álex Márquez) y dos terceras (Maverick Viñales y Arón Canet). Un fin de semana más, el motociclismo español recogía los frutos de la semilla que fue el propio Nieto.
Marc Márquez fue el más explícito. La inmensa ventaja con la que afrontó la carrera después de acertar de pleno el cuándo entrar a cambiar de moto –unos dicen que por estrategia (dónde él se da un 9,5 sobre 10), otros que por suerte al fallar la elección inicial de neumático- le permitió cruzar la bandera a cuadros prácticamente parado, abrir los brazos y, en el preciso momento en el que la rueda delantera de su Honda RC213V acariciaba la línea de meta, alzar la vista y los dedos hacia el cielo.
Vuelve de vacaciones tal y como se fue, en lo más alto del podio. Es más líder de MotoGP y, más allá de los 25 puntos, lanza un mensaje a sus cuatro rivales: en las primeras carreras le tuvieron contra las cuerdas y le dejaron escapar. Ahora está en su salsa.
Un hachazo al que se une el golpe moral de Honda sobre Yamaha, en dos vertientes: una, la habilidad para moverse en carreras flag to flag, teniendo la moto preparada desde el principio mientras Yamaha se eternizaba al dar a Valentino Rossi la orden de entrar. Dos, la planificación de los test: el entrenamiento estival en Brno les dio una ventaja que, unida a las dificultades climáticas del fin de semana, se acabaría tornando en decisiva, sobre todo en Q2.
Si se fue de vacaciones con el deber de defender sus territorios más que cumplido, ha retornado pasando al ataque, lanzando los dados y penetrando en un terreno que a priori no partía como especialmente halagüeño. Quizás Nieto tuvo algo que ver. Las ganas de brindarle una victoria llevaron a Marc a arriesgar en sus decisiones, olvidando el conservadurismo del que hace gala desde el año pasado en pos del bien supremo del título.
“Caían cuatro gotas y parecía que Brno lloraba por Ángel”. Lo dijo el mismo Marc, que también apuntaba que luego se secó para que pudiera producirse el triplete español.
Claro que Brno lloraba. Al cielo checo le tocó el amargo de trago de vivir el primer Gran Premio sin Nieto, convertido ya en Ángel de la guarda de todos los pilotos. No era un fin de semana normal, y el cielo lo sabía. Desde algún lado, Ángel movió los hilos para ver tres banderas españolas en el podio de MotoGP, aunque implicara que su amigo Valentino Rossi tuviera que quedarse fuera por esta vez.
Y seguro que también exclamó un “¡Qué bonito!” al ver a Joan Mir ganando en la categoría pequeña tras estudiar a sus rivales, Nieto style. Tampoco resulta difícil imaginarle, con los ojos húmedos de la emoción, al ver a Pol Espargaró dando una vuelta a Brno con el casco réplica, para lo que tuvo que mover cielo y tierra, por temas contractuales del motociclismo moderno.
Los pilotos españoles eran su debilidad. Al fin y al cabo, siempre será el padre deportivo de todos ellos. Siempre le dio igual quién ganara, siempre que fuera español. Pero seguramente, el piloto ideal para elevarse por encima de todos en el día de Ángel Nieto era Marc Márquez.
¿Por qué? Por dos motivos, fundamentalmente. El primero es la participación indirecta de Ángel en la evolución de Marc, que en cuestión de un lustro ha pasado de ser una talento innato a un piloto total, algo que ha logrado bajo la tutela de Emilio Alzamora… y Emilio no es sino el 14º título de Ángel, el único que logró al otro lado del muro. Cabe preguntarse cuántos consejos habrán recorrido el camino Nieto-Alzamora-Márquez.
Por otro lado, porque Marc es el piloto español que va camino de superar a Nieto. Quizás no los 12 1 títulos, pero sí parece bastante probable que acabe rebasando sus 90 victorias y bajándole del cajón histórico. Algo que a Ángel le encantaría, como ya demostró al ser igualado por Rossi. Nieto sabía que Márquez lo tenía absolutamente todo, lo que incluye muchas virtudes en las que se veía reflejado: la velocidad, la valentía, el sentido del espectáculo y la cabeza.
Todos los pilotos españoles son fruto de lo que un día empezó Ángel Nieto. Todos están donde están porque hace décadas, Ángel metió el motociclismo en todos los hogares españoles. Los números no mienten: sus 69 poles (va por Nicky Hayden) y sus 58 victorias (para Marco Simoncelli) demuestran que, al menos hasta la fecha, Marc Márquez está demostrando ser el mejor fruto de lo que Ángel empezó.