El creciente segmento vintage era un escenario ideal para que Royal Enfield se hiciera un hueco en el mercado español, sobre todo con la incorporación a su catálogo de sus nuevos modelos bicilíndricos, la Continental GT, y la moto que hoy nos ocupa, la Interceptor 650, definida por la marca como una scrambler ciudadana.
La Interceptor es una moto contemporánea, con inyección electrónica y ABS, pero de un simple vistazo te devuelve cuarenta años atrás, con sus pequeñas y estrechas ruedas con llantas de radios de 18", sus neumáticos Pirelli Phantom, y un tacto general con sabor a moto de otra época, pero sin aquellos viejos problemas de tornillos que se aflojan, juntas que gotean, y demás quebraderos de cabeza. Si la miras de arriba abajo, es como si se hubiera conservado en formol una moto de los años setenta, con lo que el objetivo que buscaban sus diseñadores se ha cumplido con creces.
La Interceptor comparte motor y chasis con la Continental, pero estas motos tienen una filosofía diferente. Interceptor es una moto urbana, de día a día, pero también es una viajera a la que le gustan las carreteras de curvas, tanto solo como acompañado. Su motor es un bicilíndrico en paralelo refrigerado por aire, SOHC de 8 válvulas, con una cilindrada de 648 cc. Tiene una potencia de 47 CV a 7.250 rpm, lo que permite conducirla con el permiso A2.
La Interceptor es una moto de tacto agradable, fácil de conducir, ágil en la ciudad y con un consumo muy ajustado
Su contenido peso (202 kg) y sus compactas dimensiones (1.400 mm de distancia entre ejes, y una altura de asiento de 804 mm) la convierten en una moto extraordinariamente manejable, ideal para la ciudad. La entrega de potencia es suave, el motor no vibra, y el borboteante sonido de los escapes tiene una rumorosidad muy agradable. Fuera de la ciudad, con la Interceptor te puedes mover con soltura: tiene potencia de sobra para no verte a merced del tráfico, acelera con suficiente vigor, y a pesar de su desnuda apariencia se rueda cómodamente con ella a ritmo razonable. A 140 km/h la posición es confortable y no requiere una postura forzada, en busca de protección.
ERGONOMÍA MEJORABLE
La ergonomía de la Interceptor es mejorable. La postura es cómoda en general, pero hay que acertar con ella. Los reposapiés están en una posición central o ligeramente adelantada, algo extraña a la hora de poner los pies en el suelo porque si tienes que remar entre coches o apoyarte en un semáforo, es fácil darte en la espinilla con ellos. Y no hace falta ser excesivamente alto.
La posición de conducción natural te lleva a sentarte algo retrasado, lo que restaría espacio al teórico pasajero que podría acompañarte, a pesar de la amplitud del asiento que, por otra parte, cuenta con un acertado mullido. Con el peso demasiado atrás, la corta distancia entre ejes de la Interceptor la hace un poco nerviosa delante, efecto que se compensa entonces adelantando un poco la posición y cargando más peso sobre la rueda delantera, que se asienta un mejor y es más estable. Pero las rodillas tocan fácilmente con el aleteado de la culata, que cuenta con unos protectores para evitar quemaduras.
Este detalle no empaña las buenas sensaciones de la Interceptor, cuyo comportamiento dinámico resulta, en líneas generales, muy agradable.
Al detalle
Óptica e intermitentes clásicos, como no podía ser de otra manera, al igual que los relojes, de doble esfera, que no desentonan del conjunto. La decoración Silver Spectre que luce la unidad de esta prueba es una de las seis disponibles.
El motor es refrigerado por aire, con un generoso aleteado en culata y cilindro. Para evitar posibles quemaduras en la zona de las piernas, se han instalado unos pequeños protectores de goma en la culata en los que se puede apoyar sin miedo las rodillas.
La amortiguación trasera está encomendada a un doble amortiguador, regulable en precarga de muelle, de fácil manejo, que ya en el tarado de serie se muestra bastante firme. El escape cuenta con dos silenciadores cromados que ofrecen un sonido agradable y nada estruendoso.
El motor no puede ser más clásico: refrigerado por aire, también cuenta con un pequeño radiador de aceite. El rendimiento del motor es suave y muy eficaz gracias a la inyección electrónica, que propicia una entrega de potencia constante y una conducción muy fácil y cómoda-.
Los cárteres tienen un innegable origen de otra época, son amplios y con formas redondeadas, muy al estilo inglés. El semicárter derecho dispone de un muy práctico ojo de buey para controlar el nivel del aceite del motor.
El equipo de frenos delantero cuenta con un único disco flotante, que tiene 320 mm de diámetro. La pinza es ByBre (By Brembo), de dos pistones paralelos, y cuenta con ABS de doble canal realizado por Bosch, que no resulta nada intrusivo. Detrás monta un disco de 240 mm.
El asiento es amplio, de una sola altura, con espacio más que suficiente para el conductor y el acompañante. El mullido es adecuado, porque no resulta ni duro ni blando, y el pespunte de las costuras le da un tono elegante y diferenciado. El asa posterior es un buen punto de apoyo para el pasajero.
Bajo la tapa lateral derecha se encuentra la bolsa de herramientas. Se accede abriendo una cerradura con las propia llave. El kit que ofrece un surtido completo de útiles para las tareas básicas de mantenimiento que el usuario necesite realizar.
Mandos
Instrumentación clásica, de doble esfera, con velocímetro y cuentarrevoluciones. En un display digital aparece el cuentakilómetros y el estado del depósito de gasolina. El aviso de reserva no es muy llamativo. Las piñas tienen lo esencial: intermitentes, luces, bocina, arranque y cortacorrientes. Sencillo y de fácil manejo.
Costes
Financiación: Financiación sin entrada: plazo 35 cuotas mensuales de 188,48 € y una última cuota de 188,27 €. Comisión de apertura del 3% al contado. TIN 5,95% TAE 8,31%. Importe total financiado 6.200 €.
Revisiones: Primera revisión a los 500 km. Posteriormente, revisión visual cada 5.000 km, y revisión con cambio de aceite cada 10.000 km.
Consumos: No es una moto gastona aunque la aprietes: haciendo un poco de todo, ciudad, carretera y autopista, sólo gasta 4,38 l/100 km.
Opciones
Las defensas cromadas protegen el motor de cualquier golpe o impacto, sin afectar al estilo de la moto ni poner en riesgo la distancia con el suelo. La tapa compacta del motor está fabricada a partir de un tubo de acero inoxidable de 25, que resiste la corrosión más extrema. La marca Royal Enfield aparece discretamente en la parte de arriba. También disponible en pulverizado negro. Precio: 80€ IVA.
El cubrecárter protege la parte baja del motor. No es un accesorio absolutamete imprescindible, especialmente si tienes la total convicción de que no te vas a salir de "lo negro", pero como nunca se sabe... Nunca está de más porque en un paseo "tonto" por una pista, una piedra lanzada por la rueda delantera puede dañar el cárter. A veces más vale prevenir que curar. Precio: 65€ IVA.
Incorporar estos fuelles de horquilla es un detalle que termina de redondear la imagen retro de la Interceptor, ya que antes era bastante habitual que las horquillas llevaran fuelles. Su instalación ayudará a conservar en buen estado las barras y evitando así posibles daños en los retenes o arañazos en la propia barra. Son de muy fácil montaje. Precio 30€ IVA.
El protector de manillar es más propio de la Himalayan o de un modelo más claramente scrambler que de la Interceptor, aunque la propia marca define a la moto como una scrambler urbana. En cualquier caso ayuda a vestir el manillar, cuya barra central resulta algo extraña en una moto de carretera. Está acolchado con espuma. Precio: 18€ IVA.
La prueba
Carretera
El motor bicilíndrico tiene potencia de sobra para no estar a merced del tráfico, permite realizar adelantamientos más que sobrados en carreteras de doble sentido, y tiene una respuesta lineal y continua en aceleración, sin vacíos ni baches, con una entrega de potencia suave y progresiva que permite disfrutar de unan agradable conducción. Su corta distancia entre ejes la hace muy sensible a cualquier modificación en el reparto de pesos, y tiende a aligerarse de delante con cierta facilidad.
Alcanza el límite de velocidad fácilmente, y su agilidad permite que se disfrute especialmente en carretera secundaria
Autopista
No le falta motor ni potencia para circular por autopista, pero éste no es su territorio natural. Sin mucho proponérselo se alcanzan los 140 km/h con facilidad, pero ir más lejos supone ya un esfuerzo mayor debido a que carece de protección aerodinámica alguna. Su ancho manillar expone muchísimo los brazos al viento y hace que la búsqueda de una postura inclinado sobre el depósito resulte poco natural. Además, su compacto tamaño también limita su capacidad de carga.
La autopista no es su territorio ideal, pero si se viaja solo y a un ritmo contenido, el uso de las vías rápidas es más llevadero
Ciudad
La ciudad es donde esta scrambler urbana, como la define la propia Royal Enfield, se maneja a su gusto. Es ligera y con un bajo centro de gravedad, así que se mueve como pez en el agua entre el tráfico urbano. Tiene un buen radio de giro, y moverse entre coches es fácil, los espejos no molestan al pasar entre los vehículos, y en los semáforos su asiento relativamente bajo ayuda a que se puedan poner los dos pies en el suelo con suficiente seguridad, aunque los reposapiés molestan en esos movimientos.
Su ligereza y agilidad permiten que la Interceptor se mueva con mucha soltura en la ciudad, quizás su territorio ideal
El pasajero
Retrovisores: Ofrecen una buena visión, y su anchura permite desenvolverse bien entre el tráfico urbano.
Pasajero: El asiento de una sola altura y las estriberas en una posición más alta, obliga a flexionar las piernas.
Estribos: Los del conductor condicionan su posición, que tiende a ser un poco retrasada.
Asidero: Tras el asiento, el pasajero dispone de una cómoda asa a la que poder agarrarse.
Veredicto
No cabe duda que su competitivo precio es una de las grandes virtures de la Interceptor, que se mueve como una de las opciones más atractivas del segmento vintage, y en especial pensando en usuarios cuyo permiso de conducción está limitado al permiso A2. Esta moto se muestra como una herramienta muy versátil, perfecta para el día a día urbano y extra urbano, pero también invita a emplearla en un uso lúdico, incluso para pequeños viajes, en distancias no excesivamente grandes. La única pega es la posición de los reposapiés, pero una vez en marcha y bien situado en el amplio asiento, esta molestia que surge fundamentalmente en parado es un detalle menor.
Tacto: Una moto fácil de conducir, con un comportamiento dinámico muy agradable, que responde bien en cualquier situación.
Asiento: Es amplio, y gracias a su altura muy contenida se llega fácilmente al suelo, y el mullido resulta muy cómodo.
Suspensión: Los amortiguadores traseros regulables en precarga. Tienen un respuesta un poco rígida incluso en su posición más blanda.
Neumáticos: Los neumáticos de medida estrecha ofrecen un buen agarre y potencian la agilidad de la Interceptor.
Motor: Empuja de forma constante y con suavidad, y se estira sobre el régimen de giro sin excesivas vibraciones.