La evolución de los sistemas de frenado en las motos desembocó a mediados del siglo pasado en la utilización de los frenos de disco. Como cualquier conductor sabe, estos frenos utilizan un disco de acero (o carbono, en el caso de las motos de competición) en la rueda, sobre el que actúan sendas pastillas que están empujadas por pistones alojados en una pinza. De ese modo, las pastillas detienen al disco y, de ese modo, la rueda se para.
Evolución de los discos de freno
Como hemos apuntado, fue en los años 60 cuando se empleó por primera vez esta tecnología. Y lo hizo Honda, que la instaló en la CB750, una moto de grandes dimensiones y elevada cilindrada. Pronto se comprobó que este sistema funcionaba mejor que los frenos de tambor y el mercado fue adoptándolo paulatinamente. Como cabe esperar, según pasaron las décadas, las mejoras introducidas en el disco de freno fueron constantes. Al principio había algún problema en condiciones climatológicas de lluvia, pero ese hándicap se superó. Posteriormente se introdujo el sistema ABS antibloqueo. Y en competición aparecieron los discos de carbono, que no solo son más livianos, sino que resisten mejor las altas temperaturas, que es la condición que peor aguantan los discos de acero. Precisamente cuando vemos los discos de freno de acero con pequeñas perforaciones (agujeritos) es para que se disipe mejor el calor y no alcancen altas temperaturas que los hagan menos eficaces.

El disco de freno falla
Como cualquier moto cuenta con un disco de freno, los usuarios han de estar atentos de que este se encuentre en las mejores condiciones. A fin de cuentas, el sistema de frenado no debe fallar, pues supone un elemento esencial para la seguridad tanto del piloto como del acompañante en caso de que haya.
Así pues, los discos de freno pueden fallar por las siguientes razones:
- Las pastillas de freno han llegado al final de su vida útil. Cada pastilla de freno tiene un grosor que se va desgastando conforme se utiliza. La pastilla es la que contacta con el freno y, por lo tanto, la que lo hace detenerse. Si están demasiado desgastadas (incluso “mordidas” e irregulares) la moto frenará peor, a la vez que terminarán por afectar al disco de freno. Por ello hay que vigilar que los frenos no superen el límite aconsejado, ya que si el disco se deteriora, el precio de la sustitución será mucho mayor que el de las propias pastillas.
- El uso excesivo también influye en el deterioro del disco. Obviamente las motos de competición los llevan al límite, pero una conducción en la que constantemente se esté tocando la maneta de freno (por ejemplo, en montaña) también afecta. De hecho, es mejor hacer frenadas más fuertes que realizar un frenado suave constante, ya que de este modo la pastilla está más tiempo en contacto con la superficie del disco.
Sea como fuere, si el disco de freno se encuentra en malas condiciones, habrá de ser sustituido, pues es un elemento de seguridad esencial.