Llegar a la conclusión de que los frenos son partes esenciales en el buen funcionamiento de una moto es algo que resulta obvio cuando vemos a los pilotos acercarse a una curva cuando transitan a más de 300 km/h. Solo con su pericia y un buen sistema de frenos son capaces de gestionar la maniobra sin que acaben con sus huesos dando tumbos por el asfalto.
Dicho esto, los discos frenos en la actualidad están hechos de carbono, los cuales han sustituido a los de acero que antes se empleaban. La razón es su mayor rendimiento con un menor peso, aunque también duran bastante menos, pues han de cambiarse cada 1.000 kilómetros.
En este punto hay que mencionar que los modelos más novedosos son los que cuentan con discos de carbono ventilado, en los cuales hay ranuras radiales que permiten absorber la expansión producida por un excesivo calentamiento de los frenos. Y es que, como se puede suponer, la fricción a la que están sometidos provoca que las temperaturas se eleven considerablemente. No obstante, suelen trabajar a la perfección en el rango que va de los 200 a los 800 grados, con lo que a partir de esas cifras pueden verse afectados. Otra cifra que es importante señalar es que la potencia con la que realizan su labor alcanza los 600 CV, mucho más elevada que la del propio motor.

Elección de frenos
Cuando se configura la moto para un gran premio, hay que tener en cuenta las características del trazado en el que se va a disputar el mismo, dado que no es lo mismo hacerlo en uno que cuenta con numerosas curvas tras largas rectas que otro en el que el freno no se castiga de igual modo. Entre los circuitos del calendario que más castigan a los frenos hay que apuntar Motegi, Sepang, Montmeló y el Red Bull Ring, de manera que en ellos los discos de freno han de ser más resistentes que en otros donde los cambios de velocidad no son tan acusados. Esto es muy importante porque los pilotos dependen de la frenada para obtener buenos resultados en carrera.
Labor de los pilotos también es calentar los frenos para que rápidamente ofrezcan el más alto rendimiento. Para ello existe la vuelta de calentamiento. No obstante, durante las primeras vueltas del gran premio también se dedican a ello, de manera que la moto encuentre su rendimiento óptimo lo antes posible.
El mayor problema de que no se calienten los frenos a tiempo es que el piloto no sea capaz de apurar al máximo en cada curva, lo que provocará que pierda posiciones. También puede darse el hecho de que no se detenga lo suficiente y se pase de frenada, lo que desemboca en la pérdida de tiempo y en la posibilidad de sufrir una caída que puede poner en riesgo su salud. Hay que recordar que una moto de estas características puede pasar de 320 km/ a solo 100 km/h en cinco segundos, con todo lo que ello conlleva.