Los años 80 del siglo XX tuvieron numerosas peculiaridades y no solo en forma de series imposibles como el Halcón Callejero, sino en la propia concepción de coches y motos. En estas últimas se buscaba la velocidad y la potencia como señas de identidad, con modelos que descuidaban la seguridad y, como era habitual en aquellos tiempos, el respeto por el medio ambiente.
Quizás por ello uno de los modelos más conocidos y populares fue la Yamaha RD350 de dos tiempos, también conocida como “viuda negra”. Este apodo no tenía nada que ver ni con la araña ni con el personaje de las películas y cómics de Marvel, sino que estaba relacionado con la cantidad de accidentes mortales que se producían con ella como protagonista.
La fama de la “viuda negra”
No obstante, la fama no le llegó por lo peligroso que era entregarse a sus 60 CV a sus 9.200 rpm, sino precisamente por esa potencia, por un diseño atractivo y porque con tales prestaciones no resultaba excesivamente cara.
No obstante, como se trataba de una suma de dinero considerable para cualquier usuario con ingresos discretos -más habituados a scooters y motos similares-, quienes las compraban solían ser jóvenes desahogados económicamente, lo que dio pie a otro apodo: “mata pijos”, sin duda, de peor gusto.
Características de la Yamaha RD350
La “viuda negra” era pura potencia gracias al mecanismo Yamaha Power Valve System, así como a los 60 CV mencionados y a su motor de dos cilindros en paralelo de 337 cc. Además, como solo pesaba 140 kilos, no era de extrañar que volara sobre el asfalto, llegando a alcanzar los 188 Km/h y lo que es más importante, era capaz de recorrer 400 metros en solo 12,8 segundos.
No cabe duda de que estas características calaron en la audiencia que buscaba una máquina potente y llamativa. Claro que también era muy nerviosa y, por lo tanto, poco adecuada para quienes no eran expertos conductores o tendían a tener errores en el pilotaje. Si a eso se le une el hecho de que las medidas de seguridad que había en aquellos años no eran las mismas que las actuales y que las ayudas a la conducción brillaban por su ausencia, esta Yamaha se convirtió en un peligroso juguete para muchos amantes de las motos.

Numerosos accidentes
Fue tal el número de incidentes que se produjeron con este modelo, que comenzó a conocérsele como “viuda negra”. Eso sí, en este punto hay que señalar que no era la moto la que provocaba los accidentes, sobre todo si se conservaba con un mantenimiento adecuado, sino la poca pericia de los pilotos, el exceso de confianza en una máquina con tanta potencia o simplemente el desconocimiento de lo que llevaban entre las piernas.
No en vano, se trataba de una moto en la que se podía llevar una posición descansada y que invitaba a rodar muchos kilómetros. Su tiempo pasó y llegaron nuevos modelos, pero en el recuerdo siempre quedará la mítica “viuda negra”.