En las postrimerías de los años 90 surgió una rivalidad que estuvo en boca de todos que a posteriori no fue tan importante como la pintaban por aquel entonces. Ávidos de que hubiera algo de “chicha” en un Campeonato del Mundo que en 500 cc Mick Doohan dominaba con una superioridad insultante, los periodistas italianos comenzaron a cuestionarse qué piloto transalpino era mejor y quién iba a dominar cuando el australiano se retirase.
Por un lado estaba el tetracampeón de 250 cc Max Biaggi, que se había convertido en un ídolo en su tierra. Y por otro, un imberbe con un desparpajo que resultaba cuanto menos sorprendente: Valentino Rossi, que había dominado los 125 cc y daría el salto a la categoría que abandonaba Biaggi para enfrentarse a Doohan en el medio litro.
Así que realmente la rivalidad Rossi-Biaggi estuvo más marcada por lo que decía la prensa y por las declaraciones de ambos, que por verse las caras en el asfalto, cosa que no sucedió hasta que el 46 no comenzó su andadura en el medio litro.
A Rossi le iba la marcha
Lo que está claro es que en su carrera a Valentino Rossi le ha gustado llevar más allá de la pista su enfrentamiento con sus principales rivales. El juego no solo quedaba en el asfalto, sino que era psicológico y se seguía desarrollando frente a la prensa, que asistía entusiasmada a un espectáculo que además jaleaba. Y eso es lo que ocurrió con Biaggi, cuyo carácter le hizo en ocasiones hacerle parecer como el “malo de la película”.

Rivalidad Rossi-Biaggi en 500 cc y MotoGP
Así las cosas, Rossi llegó a la máxima cilindrada en 2000, justo después de reinar en 250 cc. Y lo hizo nada más y nada menos que con la Honda que había llevado a Crivillé a ganar su primer título. Por su parte, Biaggi era la cabeza visible de Yamaha, marca que no conseguía el título desde 1992 con Rainey. Todo auguraba un choque de trenes, pero en la ecuación se coló la Suzuki de Kenny Roberts Jr., que venía de plantar cara al propio Crivillé y que se llevó el título con los dos italianos a la zaga.
En 2001 todo cambió, Valentino Rossi destrozó a sus rivales y aventajó a Biaggi -subcampeón- en más de 100 puntos. A pesar de la superioridad, hubo tensiones en la pista y fuera de ella. A fin de cuentas, ninguno de ellos se caracterizó por ser pilotos inmaculados durante sus carreras. De hecho, después de que Valentino ganase en Montmeló y Max terminara segundo, llegaron a pelearse en las escaleras que llevaban al podio, dejando para la posterioridad un espectáculo lamentable que hacía pensar en el respeto que se habían mostrado hacía menos de una década Wayne Rainey y Kevin Schwantz a pesar de odiarse deportivamente hablando.
En los años siguientes la rivalidad entre los dos italianos se fue diluyendo ante el mayor talento de Rossi y la preponderancia de sus motos. De hecho, en 2004 y 2004 Sete Gibernau fue mucho más rival para el de Tavullia que el propio Max Biaggi, surgiendo una nueva pugna que también fue más allá del asfalto.