Parte de la seguridad a la hora de circular con una moto depende de su sistema de freno. Por ello, es importante que todo aquel que tenga una moto y la conduzca de manera habitual sepa los distintos elementos que componen esta parte importante de su vehículo de dos ruedas. Una manera, además, de mantener en buen estado los frenos para una mayor confianza y seguridad a la hora de conducir la moto.

Los elementos de un sistema de frenado en una moto
Hablar del sistema de freno de una moto es hacerlo de partes como las manetas, el pedal, así como la bomba, el depósito del líquido, los latiguillos, las pinzas de freno, las pastillas y discos o el interruptor de la luz de freno para avisar al resto de usuarios de la vía de la maniobra que se hará. Pero eso no es todo, ya que si la moto tiene freno de tambor, hay que añadir además las zapatas que van en el interior de mismo, así como (solo en algunos casos), el sistema de accionamiento mecánico que se hace por medio de unas varillas o, también, latiguillos.
Uno a uno
Desgranando uno a uno, el primer elemento en cuestión es el disco, cuyo grosor resulta clave a la hora de hablar de seguridad en la frenada. Por ello, es importante no perder de vista este indicador para saber cómo es su nivel de desgaste. Si todo va como es debido, los discos de freno pueden tener una duración de hasta 50.000 kilómetros. Eso sí, siempre que se revisen y se mantengan de manera correcta y se haga un uso adecuado del sistema de frenos de la moto.
Otra parte clave son las pastillas; elemento que es el que sufre un mayor desgaste cada vez que se frena la moto. Su función es la de llevar la fuerza que se hace con la maneta a la superficie del disco, por eso y cuando sea preciso es importante cambiar esas pastillas con unas nuevas; algo que no reviste de mucha complicación y que puede hacer el mismo motorista.
El siguiente elemento que cumple su función dentro del sistema de frenado es el líquido de frenos cuyo cometido es el de llevar el empuje que se hace con en la bomba hasta los pistones que forman parte de la pinza de freno. Esta última, a su vez, se encarga de empujar las pastillas contra el disco del freno. En el caso del líquido de frenos es clave ir cambiándolo cada dos años aproximadamente.
En lo que se refiere a los latiguillos de freno (unos tubos flexibles que hay que renovar cuando estén demasiado rígidos), su función en este caso a la hora de frenar es la de llevar el líquido de frenos hasta las pinzas; mientras que la bomba de freno y el depósito, situados junto a la maneta o pedal de la moto, son los que generan la presión del líquido que está dentro del circuito. Para ello, es importante que la maneta esté en buen estado para ejercer una presión directa y accionar dicha bomba. De forma ocasional también es necesario reparar la propia bomba para restablecer la estanqueidad del pistón.