¿Cuáles fueron las motos Clúa?

Aunque fue conocida por el minicoche que produjo, la marca Clúa fabricó motos durante su andadura.

Clúa Sport 125cc de 1955. Fuente: Peprovira en Creative Commons
Clúa Sport 125cc de 1955. Fuente: Peprovira en Creative Commons

En los años 50 fue muy renombrado un minicoche con aspecto deportivo llamado Clúa que comenzó a fabricar la empresa española Construcciones Metálicas Clúa. Ubicada en Barcelona, su actividad se prolongó desde 1949 hasta 1962, y aunque fue el coche el que ha pasado a la posteridad como un adelantado a su tiempo –hay que tener en cuenta que en la sociedad española de los años 50 no había demasiada gente que pudiera comprar un coche–, hay que destacar que antes comenzaron su andadura empresarial construyendo y vendiendo motocicletas.

Las motos de Clúa 

El nombre de Clúa se debe al apellido del fundador: Joan Clúa i Maluquer, que trabajó duro para fabricar la primera moto en 1951. Su denominación fue MC-75 y se caracterizaba por tener un motor monocilíndrico de dos tiempos que entregaba una potencia de 3,25 CV trabajando a 5.800 rpm. Además, contaba con una culata de aluminio y un pistón con deflector de gases, a lo que se añadía alimentación mediante carburador de nivel constante y regulación automática. En cuanto a la velocidad máxima que alcanzaba, era de 70 km/h. Es decir, se trataba de la típica moto que se fabricaba en la década de los 50 como opción de movilidad especialmente para trabajadores que acudían a su puesto cada mañana.

Después se llevó a cabo una evolución de la primera moto. En este caso se cambió el motor, aumentó la potencia a 4 CV trabajando a 5.500 rpm, aunque la velocidad máxima se quedó en los 65 km/h.

El éxito de las primeras motos llevó a la marca barcelonesa a la fabricación de nuevos modelos. En el año 1953 se amplió la gama con una moto de 125 cc que incluía un motor Hispano Villiers de un solo cilindro y de dos tiempos. Su potencia era de 6,5 CV y llegaba a los 80 km/h con un consumo de 2,5 litros de carburante cada 100 kilómetros.

Al igual que en el caso anterior, tuvo otra versión, conocida como 125-Rapita, ya que ascendía la velocidad máximas hasta los 90 km/h. Así las cosas, se seguirían añadiendo mejoras con nuevas versiones. En ellas se aumentaba la velocidad, el diseño y el cuadro, haciendo que las Clúa fueran más vistosas y atrajeran a más público. No obstante, el precio de los vehículos entonces aún estaba lejano para muchos usuarios.

La aventura del minicoche

Después de que pusiera los pilares de la compañía con la venta de motos, Clúa se lanzó al mercado de los coches. Y creó un minicoche con líneas realmente atractivas, alejadas de lo que se había visto con el célebre Biscúter. Todo indicaba que podría tener un buen mercado, ya que era algo más barato que los Seat 600. Sin embargo, se produjeron más unidades por si había algún fallo y así fue (en la chapa), lo que llevó a la empresa a tener tales pérdidas que terminó quebrando y poniendo fin a más de una década de construcción de motos y coches.

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Mobylette Gac 50 Cady 1981-1986. No tenía las prestaciones ni la efectividad de otros modelos, pero era el ciclomotor económico por excelencia.

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